"Espacio para la música y la palabra... Separadas o juntas"

"Hay veces en las que el silencio es la mejor de las palabras y de las músicas que un ser humano puede llegar a necesitar"

viernes, 22 de octubre de 2010

Desde que no nos vemos

La verdad es que hace (o al menos me lo parece) una verdadera eternidad, si medimos en tiempos de internauta, que no comparto nada. Aunque no es que no tenga nada que contar; todo lo contrario. Unas veces por pereza, otras veces, quizás, por exceso de trabajo, al final siempre he dejado un poco aparcado este ALTA-VOZ de la red.

Meses desde que no escribo... Cuatro floridos meses de alegrías y trabajo. Mudanza; y toda una vida nueva con mi compañera de piso (y de la vida). Y, sí, digo bien; alegrías. Porque quizás he aprendido a ser más feliz conformándome con cosas nuevas y diferentes a las que yo hubiera esperado o deseado y que antes siempre se me hacían todo un mundo o un pequeño "Tourmalet" en el pedaleo del día a día. Ahora, más que afrontar un "cáncer" (no en carne propia, no os imaginéis cosas raras), me gusta ver cómo, ciclo a ciclo y pese al desgaste, sigue habiendo ganas de pelear, de luchar... De vivir. Pedalada a pedalada seguir intentando llegar a la cima. Sabiendo, también, que todos llegaremos algún día y que, además, cuesta mucho llegar a hacerlo bien.

Los días, pese a todo, siguen teniendo 24 horas. Y, cada vez más, pienso que se me hacen cortísimos y que se me pasan a toda velocidad sin acabar de sacarles todo el jugo... Aunque bien es cierto que reconozco ser  demasiado exigente conmigo mismo y con mi vida. Y mantengo esa ambición por vivir, por hacer, por seguir creciendo.
Mis padres, será por la distancia... Les echo un poco de menos. Las pequeñas broncas, las discusiones, los planes de futuro para mí... Es como si padeciese un extraño "Síndrome de dejar el nido algo más vacío"... Conversaciones telefónicas con ellos, disfrutar cada vez que estamos todos juntos, unas cervecitas en algún bar... Siento, cada vez más, que aunque tuviera cien vidas llenas de días de 40 horas me seguiría faltando tiempo para darles las gracias por todo. De devolverles cada pequeño pedacito de ellos que tengo, por uno propio mío. De todas las horas de desvelo y de paciencia... De mucha, mucha paciencia que han tenido conmigo.
Me encantaría tener esa misma paciencia dentro de (ojalá) otros 30 años; cuando ya haya tenido, al menos, algo de tiempo para darles las gracias.

De trabajo, casi que mejor, no hablo; al menos, por ahora, porque las cosas se gafan y demás, jejejeje... Pero lo que sí que es cierto es que ahora mismo estoy en un momento tan dulce, en lo relativo a mis dos vocaciones, que no doy pie con bolo; la ilusión mueve y es motor, es alegría, es creatividad, es esfuerzo... Y espero que todo acabe teniendo fruto.

Nada se detiene; así que tengo ganas de poder pararme algún día y mirar atrás viendo todo esto con cariño, ternura, emoción y algo de envidia por no poder continuarlo a todo trapo tal y como me gusta.